Me encontraba en un pequeño río cristalino, el agua era tan pura y limpia que se podía observar el fondo, la luz del sol disparaba destellos hacia la oscuridad de una cueva, se encontraba justo en frente de mi. Miraba fijamente las formas luminosas que se hacían en aquella oscuridad, imaginaba diversas figuras. La velocidad de cada destello, me impresionaba poco, estaba acostumbrado a ver su cambio de dirección a esa velocidad, percibía cualquier tipo de movimiento, como si estuviera entrenado por una paloma, la velocidad con la que una paloma percibe el movimiento, es tan increíble, como la capacidad de volar de una abeja, no deberían volar con sus pequeñas alas y su cuerpo desproporcionado, pero aun así lo hacen.
No existe nada imposible, todo lo que podamos imaginar es posible, incluso ser inmortales en el tiempo, hoy podemos ver como personas de otros tiempos aun son recordados, por hacer grandes cosas y todas esas grandes cosas provinieron de sus imaginaciones, todas esas grandes cosas que en su momento decían ser imposibles.
Gracias a su capacidad y fuerza de voluntad, crearon cosas que en su tiempo eran impensables, maravillas del mundo que nos deben inspirar, inspirar tanto como para seguir innovando, creando y demostrando al mundo de cuanto somos capaces. La belleza misma de la naturaleza nos puede mostrar cuanto podemos lograr. El preciado regalo de la vida, otorgado a la mujer, pero no hay victoria sin sufrimiento, no conozco cuanto puede sufrir una mujer teniendo a su hijo, pero el amor que nace de ella, es tan grande que demuestra todo lo que vale ese sufrimiento por el que atraviesa, para tener a su pequeño.