Déjame volar

domingo, 24 de agosto de 2014


La melodía danzaba al amanecer del día junto a los suaves movimientos de las aves que revoloteaban y giraban en torno a un bello árbol rojo, armonizaba el entorno con su mirada perdida.
Traían recuerdos que inmortalizaban su imagen, creaban deseos y mis sentimientos florecían en la piel, brotando como pequeñas hormigas por cada uno de mis poros, estaba aquella sensación del que conoce. Se erizaba la piel al ver su expresión acaecida, luego me miraba y sonreía con sus dientes brillantes y blancos, deslumbrando mi ser, llenándome de grandeza.

Su mirada ingenua, sus ojos sonriendo al revés, cortando cada rastro de tristeza que inundaba aquel lugar. Me sentí seguro desde el primer momento en que la vi.
Pero a qué le llamo seguridad, pues a eso que ella me hace sentir, puedo ser y no ser junto a ella, puedo desaparecer y volver, lo entenderá, puedo decirle cuantas cosas quiera y puedo guardarme lo que mas me tema, sin embargo, hasta ahí no llega lo grandioso de su ser.
Sus manos pequeñas me acarician el cabello, de un lado para otro mientras cierro mis ojos, la brisa se confunde con una de sus caricias, estoy en el cielo y ella es mi nube. Me sostiene con su alma, con su cuerpo y su ser. Quisiera conocer cada uno de sus pensamientos, algo que quisiera todo el universo, con su mirada perdida, observa el infinito, su millón de posibilidades, su inimaginable grandeza, mientras lo llena de su pureza.
Su cuerpo con curvas deliciosas que acaban por derretir mi paladar, se une con el mío, transmitiendo su calor natural y humano. Me siento seguro, siento su confianza en mi, siento su vida conmigo.
Me levanto, la levanto, la tomo por la cintura y una de sus manos, giro en torno a mis pies y la hago bailar, de un lado a otro, unidos, siguiendo la melodía de los pájaros, cantan y revolotean sus pequeñas alas al rededor nuestro.
Cae una manzana, gravedad, puta inútil, déjame volar junto a ella. Me elevo, la miro a los ojos, la sostengo, está junto a mi, cambiamos de dirección, ella elige. Mira esa nube, nos llama. Nos acercamos lentamente, su deseo, coloca su mejilla rosada y redonda contra el suave tacto de la nube, se deja llevar por la corriente escondida bajo el manto blanco que observamos.
Juega y salta mirándome, soy feliz, ella lo es. Me deleita, me quema un profundo calor dentro, aguardando su regreso, tengo miedo... Es solo un pensamiento, no es nada, no temas, me tranquilizo. Ella vuelve, me acaricia, me sonríe, detiene el calor que ardía dentro de mi.
Ella pinta mi paz, la dibuja con su mirada y le da color con sus palabras... 

No temas, todo irá bien y lo sabes, eres fuerte y le das fuerza a otros para seguir, te lo agradezco, lo hiciste conmigo.


3 comentarios:

Sara L dijo...

Holaa! Vengo de la iniciativa Granitos de arena :) Ya te sigo ^^ Un beso y bienvenido ^^
Por cierto me ha gustado el escrito :)

Unknown dijo...

Hola.
Te estamos siguiendo.
Nos gusta mucho lo que escribes.
Te esperamos por el nuestro.
Un beso y mucha suerte

Clau Pernas dijo...

¡¡¡Holaaa!!!
Soy Clau de laratonadebiblioteca.blogspot.com.
Vengo de la iniciativa de granitos de arena.
Saludos.

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