Aquel lago

Un lago que en su centro tenía una isla, esta isla llena de flores tan hermosas como el atardecer, decoraban aquel lago con su infinita majestuosidad. En el amanecer, la luz de la mañana hacía que la pequeña isla se iluminara y reflejara su resplandor, una luz muy hermosa del color de aquellas flores se veía a lo lejos, un lugar mágico del que nadie quisiera irse jamás. En el atardecer, la isla se servía del cielo naranja, creando un paisaje nunca antes visto, jamás imaginado, algo que la naturaleza esconde y solo muestra a los mas perseverantes. En el anochecer, junto con el reflejo de la luna en el lago, se iluminaba la pequeña isla, ¿Cuán calmada puede ser la naturaleza? Tanta armonía y belleza entrelazadas, danzan cada noche alrededor de esta bella isla, cosas maravillosas suceden, imperceptibles y poco probables, pero en ese lugar todo era posible.

Algo del pasado

Despertar, decirle buenos días para alegrarla, desear que le fuera bien y que me recordara durante su día. Que supiera que aun estaba ahí, que no la había dejado de amar. Aunque no fui lo suficientemente seguro con ella, me equivoque varias veces, lo que me llevo a este día; el día en que no sabría nada de ella. No hubo respuesta, como de costumbre, no era común que me respondiera esos mensajes, de mi parte no hubo preocupación, hasta llegar la noche.

Miedo, ¿Bueno o malo?

¿Y si caminamos en la realidad, sin miedo a que juzguen nuestros pasos? ¿Y si decimos lo que pensamos, sin miedo a lo que digan otros? ¿Cómo seria el mundo?